El pulque es la bebida resultante de la fermentación del hidromiel del maguey, que en náhuatl se llamaba “octli”, de color blanquecino y consistencia espesa, aunque se cree que la palabra pulque proviene de una palabra originaria de las islas del Atlántico que significa “ podrido” en alusión a la fermentación.
El pulque es conocido como “la bebida de los dioses” ya que en el México prehispánico solo era consumido comúnmente por los sacerdotes, y en los días de fiesta podía ser consumido por todos, sin emborracharse, ya que esta actitud era castigada y rechazada por la sociedad. El pulque tiene un gran valor nutricional, es un producto muy apreciado ya que además de calmar la sed, calma el hambre por su alto contenido en azúcares, minerales y vitaminas; Cuando se combina con otros ingredientes como plantas y especias, puede tener efectos medicinales. En la época prehispánica se mezclaba con la raíz de “ocpatli” lo que aceleraba la fermentación y aumentaba su grado alcohólico. Existen muchas historias, mitos y leyendas alrededor del puque, una de ellas describe a la luna como una olla de pulque que al menguar derrama el líquido y fertiliza la tierra con cada ciclo lunar.
Debido a este mito, se tiene la creencia popular de que las fases lunares son importantes para la obtención del hidromiel y para el cultivo del maguey. El pulque es una bebida importante ya que proviene de una planta que crece con poca agua, se puede obtener en lugares áridos donde falta este elemento vital. En algunos pueblos del Valle del Mezquital es costumbre que los niños pequeños beban hidromiel, lo que reduce considerablemente la desnutrición en esos pueblos. En los años 20 y con el ingreso de la cerveza a México, se inició una campaña para reducir el consumo de alcohol.
El pulque, específicamente, perdió popularidad al considerarse una bebida común y corriente y de menor calidad. Se originó el mito de “la mona”, que atribuía al pulque una elaboración antihigiénica, sosteniendo que para su fermentación se le agregaban heces de animales envueltas en un trozo de manta de cielo, lo cual nunca fue cierto. Con el tiempo el pulque ha ido recuperando su popularidad, aunque ya no como antes, por lo que se comenzaron a elaborar pulques curados para mayor aceptación. Una cura consiste en añadir frutas, verduras o semillas para enriquecer su sabor y hacerla mucho más aceptable para las personas a las que no le gusta ese peculiar sabor y olor a fermento tan característico de esta bebida.
El pulque es tan versátil que además de maridar muy bien con barbacoa, nopales y pavo, puede ser el acompañamiento ideal de platillos como las crepas de huitlacoche o el mousse de mamey.
Rescatemos las bebidas emblemáticas que tenemos y no dejemos que se pierdan, consumámoslas responsablemente y brindemos ¡se ha dicho!